2024 ha sido una especie de microcosmos para toda la carrera de Morgan Sanson. Todo empezó bastante bien. Después de retomar su carrera en Estrasburgo la temporada anterior, consiguió una cesión al Niza. Rápidamente se volvió indispensable con Francesco Farioli, jugando 32 partidos en todas las competiciones. Era un jugador funcional, metronómico, seguro y consistente en un mediocampo sólido, aunque a veces poco creativo. A pesar de no estar encargado de tareas de ataque, venció supuestamente al elemento más ofensivo en ese mediocampo, Khéphren Thuram, en términos de goles y asistencias, produciendo dos cada uno. Sus cuatro goles a lo largo de la temporada fueron mejores que los dos de Thuram en todas las competiciones.
Con la salida del internacional juvenil de Francia, se esperaba que Sanson siguiera basándose en la promesa mostrada en la primera temporada y fuera más prominente en la progresión del balón, especialmente teniendo en cuenta que a menudo estaba alineado junto a Hicham Boudaoui, más defensivo, en el doble pivote. en pretemporada. Pero ahí es donde Sanson se despegó y, desafortunadamente para el ex mediocampista del Aston Villa, cuyo traslado al Niza se volvió permanente durante el verano, era una historia demasiado familiar.
Apenas unos días antes del inicio de la campaña, sufrió lo que inicialmente se pensó que había sido un esguince de tobillo. La realidad fue mucho peor. Ese diagnóstico inicial se produjo después de recibir un fuerte desafío por parte de un jugador juvenil en entrenamiento. Sin embargo, Sanson luchó por recuperarse. Las semanas de baja se convirtieron en meses, lo que despertó la preocupación -y la curiosidad- del personal médico del Niza, que intentó someterse a más pruebas, que revelaron un problema mucho más grave.
La lesión de tobillo de Sanson mal diagnosticada
De hecho, el francés había sufrido una doble fractura en el tobillo. “Después de tres o cuatro semanas, el diagnóstico no coincidía con el inicialmente dado y el personal médico tuvo la humildad de cuestionar su diagnóstico inicial.”, dijo Laurent Bessiere, jefe de rendimiento de Niza. El equipo. Si bien ese nuevo diagnóstico ha resuelto el misterio que rodeaba su prolongada ausencia, ha sido un duro golpe para el jugador, que parecía haberse recuperado de esas lesiones recurrentes que arruinaron sus mejores años.
Ahora regresará a principios de 2025 con la esperanza de redescubrir la forma que lo vio establecerse como un jugador clave con Farioli. Si lo hace, reforzará considerablemente las esperanzas del Niza de lograr su objetivo y clasificarse una vez más para la competición europea la próxima temporada.
GFFN | Lucas Entwistle