Ousmane Dembélé (26) tuvo quizás su mejor noche con la camiseta del Paris Saint-Germain mientras ayudó al club al que se unió en el verano a superar al equipo que dejó en una remontada de 4-1 (6-4 global) sobre el Barcelona.
Era un jugador considerado por los fieles catalanes como “desagradecido“Por el apoyo que le habían mostrado el club y su entrenador la pasada temporada, Xavi. Se le acusó de haber dejado al equipo en la estacada, con una cláusula de rescisión de 50 millones de euros (de los cuales sólo recibiría el Barcelona y el resto iría al jugador).
Y la recepción cuando Dembélé salió al Estadio Olímpico de Montjuïc fue entusiasta, con cada participación en el juego acompañada de una cascada de silbidos y lenguaje selecto. Era un “emocionalEn un ambiente en el que floreció el exjugador, marcó el primer gol antes de cometer la falta que desembocó en el penalti del tercer gol que puso al PSG en ventaja en la eliminatoria.
Dembélé jugó con una sonrisa en la cara y según explicó a estar en deportes durante su entrevista posterior al partido, “Los silbatos no me molestan.”
GFFN | Nick Hartland